Prepararnos para la Navidad supone también un cambio de mirada. Sí, quizá fuera suficiente si durante todo el adviento consiguiéramos y mantuviéramos un cambio de mirada.

Dejar de poner el foco sobre la envidia, la comparación con el otro, lo que me falta, lo que me sobra... y centrarnos, simplemente, en admirar la belleza de la realidad, tal cual es. Dios se manifiesta en la realidad, y especialmente en la realidad pequeña, vulnerable y siempre imperfecta, muy imperfecta.
Ojalá que este Adviento re-enfoquemos nuestra mirada hacia lo humilde, lo sencillo, lo que ya existe pero aún puede crecer más, lo que yo tengo para compartir y valorar lo que el otro tiene para ofrecerme... Aprender, en definitiva a descubrir a Dios en las cosas pequeñas.
(Aquí dejo una canción muy chula sobre esto, del grupo malagueño Ixcís)
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