El cristianismo es la religión del corazón. Pero el "corazón" no solo entendido como el lugar de los sentimientos. En nuestra cultura occidental hemos minimizado los significados que el "corazón" tiene para la cultura judía, y por tanto para Jesús.
Podemos reducir nuestra fe del corazón a una especie de sensiblerío cambiante, subjetivo e incluso cursi. Para Jesús, el corazón del hombre es mucho más:
- Es el lugar de la memoria: "María guardaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón" (Lc 2, 19)

- Es el lugar de los encuentros personales, profundos y auténticos: "El Señor le contestó: `Marta, Marta, tú te preocupas y te apuras por muchas cosas, y sólo es necesaria una. María ha escogido la parte mejor, y nadie se la quitará.´" (Lc 10, 41-42)

- Es el espacio de lo que nos importa y a lo que dedicamos tiempo, el centro de nuestro interés: "De lo que rebosa el corazón habla la boca" (Mt 12, 34).

- Son los únicos ojos del alma. Puesto que "Lo esencial es invisible a los ojos" (Antoine de Saint-Exupery), sólo nos queda desarrollar este otro sentido de la vista, que se aloja en el corazón: "Dichosos los limpios de corazón, porque ellos verán a Dios" (Mt 5, 8)

- Y lo más importante de todo... es el lugar donde ya se está fraguando el futuro: "De la misma manera que Jonás estuvo tres días y tres noches en el vientre del cetáceo, así estará el hijo del hombre tres días y tres noches en el corazón de la tierra." (Mt 12, 40)

La teología del Corazón de Jesús es mucho más extensa, pero estas pinceladas nos pueden ayudar a renovarnos por dentro en este tiempo cuaresmal. Dejar que Jesús habite totalmente nuestro corazón es la mejor Cuaresma posible, porque desde ahí, Él renovará nuestras vidas.

"Cuaresma es entrar en el corazón de Dios" como dice este precioso vídeo de las Religiosas de María Inmaculada, ideal para oraciones de la mañana en Secundaria ;-)

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