Como dijo aquel "filósofo", Jesulín: en dos palabras "im-presionante". Las JMJ han sdo un testimonio potente de la vitalidad de la Iglesia, de su universalidad y del entusiasmo que suscita el Espíritu Santo en todos... los que se dejan.
Aunque no quería escribir nada durante Agosto, la verdad es que ya he reventado y no me espero al 1 de septiembre. Tengo la sensación de que cada homilía, cada mensaje que nos ha ido dando Benedicto XVI necesita ser asimilado con tiempo, con lectura reflexiva; que irá dando frutos a medio y largo plazo, "tanto cuanto" nosotros acojamos sus palabras en el corazón.

Y también han sido elocuentes sus gestos:
- Comidas cercanas con jóvenes (como Jesús)
- Ponerse cara a cara a los políticos (¡qué pereza, verdad?) sin embargo ahí se juegan las grandes cuestiones morales.
- Participación, por primera vez, en el sacramento de la Reconciliación.
- Cuidado de los novicios.
- Visita y aliento no sólo a las obras sociales, sino a sus beneficiarios como "protagonistas" de la Civilización del Amor (aún en proceso de construcción, alias "el Reino")

Bueno, un sinfín de mensajes que iremos desgranando a lo largo del próximo curso, pero que en formato ultra-reducido ya podéis consultar en nuestro facebook o en twitter.