Cuando hacemos silencio en el camino, a veces nos sorprende escuchar nuestro interior. La vida con sus prisas y ocupaciones nos impide saber cómo estamos por dentro, cómo somos. Desde ahí escuchamos también nuestro pulso interior, dónde estamos.
También desde esa intimidad, desde ese silencio, podemos escuchar qué nos propone Dios. A veces sólo se trata de Sentir... de dejar que esa forma de hablarnos nos humanice. La oración continua y entregada, nos va haciendo más fraternos, más acogedores...
Un amigo me ha contado que antes de acudir a su cita semanal con el voluntariado ora un rato. Un testimonio tan sencillo me sorprende y me ilumina. La acción que surge de la oración necesariamente ha de tener otro matiz. Si dejamos que la oración de sus frutos, desde lo profundo brotará cercanía, ternura, esperanza, servicio, sabiduría, alegría, ¿no lo crees tú también?.

Aquí os dejamos también una canción de Luz Casal. Quizá te pueda ayudar escucharla en clave de oración como si Dios te la estuviese dirigiendo a ti.



SENTIR (Luz Casal)
Abre la puerta
No digas nada
Deja que entre el sol
Deja de lado
Los contratiempos
Tanta fatalidad

Porque creo en ti
Cada mañana
Aunque a veces tú
No creas nada

Abre tus alas
Al pensamiento
Y déjate llevar
Vive y disfruta
Cada momento
Con toda intensidad

Porque creo en ti
Cada mañana
Aunque a veces tú
No creas nada

Sentir
Que aún queda tiempo
Para intentarlo
Para cambiar tu destino


Y tú
Que vives tan ajeno
Nunca ves más allá
De un duro y largo invierno

Abre tus ojos
A otras miradas
Anchas como la mar
Rompe silencios y barricadas
Cambia la realidad

Porque creo en ti
Cada mañana
Aunque a veces tú
No creas nada

Sentir
Que aún queda tiempo
Para intentarlo
Para cambiar tu destino
Y tú
Que vives tan ajeno
Nunca ves más allá
De un duro y largo invierno

Abre la puerta
No digas nada