A lo largo de toda la historia de la humanidad, mujeres y hombres nos hemos preguntado por el sentido de la vida. El leitmotiv “¿quiénes somos? ¿de dónde venimos? ¿a dónde vamos?” no deja de resonar en nuestro interior. Científicos y filósofos han buscado dar respuestas a estas preguntas. Pero a nosotros, desde la fe, cualquiera de estas propuestas nos resulta incompleta. Porque sólo teniendo a Dios como referencia podemos buscar una respuesta que nos deje satisfechos. Una respuesta que probablemente nunca sea completa, y tengamos que ir construyendo a base de intuiciones y nuevas preguntas.

¿Acaso olvida una mujer a su hijo, y no se apiada del fruto de sus entrañas? Pues aunque ella se olvide, yo no te olvidaré. Fíjate en mis manos: te llevo tatuada en mi palma (Is 49,15-16)

Descargar Oración: ¿Qué hago yo aquí?